Nuestras sensaciones, nuestro propio mundo.
La vida no sería lo que es sin los sentidos. Un mundo sin colores, sonidos, sabores, olores y texturas sería un mundo incoloro, silencioso, insulso, inodoro, llano. Ver, oír, saborear, oler, tocar, las percepciones sensoriales hacen de nuestro mundo un mundo maravilloso.
Existen espacios envolventes que nos conectan con el mundo físico, pensados para interactuar con ellos y donde las percepciones sensoriales avivan nuestros sentidos. Lugares en los que nos sentimos como en casa porque nos invitan a disfrutarlos y a vivirlos. El papel pintado tiene esa capacidad de transformar un espacio impersonal y sin alma en un espacio multisensorial, confortable y hospitalario, que invita a quedarse.
Las texturas, relieves, o pliegues reales de nuestros papeles pintados son una puerta abierta al mundo de los sentidos a través del tacto. Un mundo admirable merece un papel pintado excepcional.