CASA VICENTA. Tapas y Licores.
Casa Vicenta es un homenaje a esos bares de siempre, que resisten, que subsisten, que reivindican su historia. Un bar sempiterno, una gastronomía popular.
El concepto.
Arraigados en nuestra cultura, acudimos al bar por inercia, ese de toda la vida, aquel con poder para transformar a los clientes en parroquianos.
Entre copa y copa, los diálogos son vivaces y la tertulia espontánea. Comentar la crónica de sucesos, filosofar o sentenciar. En ocasiones, fanfarronear. Y de vez en cuando hacer confidencias y hablar de los viejos tiempos.
Con la conversación como eje, la consumición, se disfruta de pie sin más y se sirve en tabla. Curados, ahumados o en salazón, Casa Vicenta propone una carta de productos elaborados con métodos tradicionales y técnicas antiguas de conservación.
El espacio.
Raciones de las señas de identidad de la cultura gastronómica de nuestro país. Un surtido de cuñas de queso manchego; un Jamón Ibérico de Bellota extremeño, recién cortado a mano; unas anchoas cántabras o unos «Pimentons en salmorra».
Una oda a las regiones de España a través de sus productos tradicionales curados, madurados y conservados como los rasgos del espacio donde se sirven.
Un espacio con la visión artística necesaria para construir el pasado, diseñar el recuerdo y dar forma a la experiencia. Recrear este escenario, con encanto histórico y medio siglo de historia, requiere tomar distancia con el interiorismo al uso, requiere tener alma de artista.
Tener esa capacidad de resucitar materiales para componer un espacio abarrotado de vivencias. Las estanterías carcomidas por el uso, la barra de mármol ya opaco y las formas sinuosas del mosaico, raído de tantos pasos. Casa Vicenta tributa honor a las habilidades de los viejos oficios y al encanto de las piezas auténticas.
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